En el mundo hay más de 250 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones son ciegas. Y según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos datos podrían triplicarse antes de 2050. Imagínense, por un momento, lo difícil que puede resultar para estas personas un acto tan cotidiano para la mayoría como hacer la compra en el supermercado. Una lata de refresco fácilmente podría confundirse con una de cerveza. ¿Y cómo saber los ingredientes o los alérgenos que contiene un producto si no pueden leer la etiqueta?
Recientemente, la compañía Kellogg ha anunciado que está trabajando para que, en 2022, todos los envases de cereales en Europa sean accesibles. Para ello, utilizará una tecnología pionera en el mundo que consiste en un código impreso que incluye cuadrados de colores de alto contraste sobre un fondo negro. El usuario podrá apuntar con la cámara de su teléfono móvil hacia la caja de cereales a una distancia de hasta tres metros. El dispositivo le permitirá leer la información sobre ingredientes, alérgenos y reciclaje utilizando herramientas de accesibilidad, o bien se la leerá en voz alta.
Este código, desarrollado por la empresa española NaviLens en colaboración con la Universidad de Alicante, ya se ha implantado en sitios como estaciones de metro, paradas de bus y museos o edificios públicos en ciudades como Barcelona, Murcia o Nueva York, ayudando a hacer ciudades más inteligentes e inclusivas. Y es tan solo uno de los muchos ejemplos que afortunadamente podemos encontrar en la actualidad del llamado packaging inclusivo.
Este paradigma parte de la idea de que, en un mundo global e interconectado, resulta imprescindible diseñar productos que puedan ser utilizados por el mayor número posible de individuos, independientemente de su edad, nivel cultural o capacidades físicas, cognitivas y sensoriales. Para ello, desarrolla elementos y entornos gráficos de fácil acceso.
En el caso de las personas con discapacidad visual, también podría ser el sistema braille, como el que Bodega y Viñedos Maires, de la Denominación de Origen Toro, ha incorporado en las etiquetas de sus cuatro vinos Ademán. Cada una de las botellas representa una etapa de la vida de las personas (la juventud, la madurez y la vejez) y comunica ideas con distintos gestos (ademanes) a través de las manos. Por ejemplo, el Roble es representado por una mano joven con el símbolo del triple en baloncesto. Mientras que el gesto de tiempo muerto de la Selección Especial lo hacen unas manos de un agricultor de 85 años. El braille facilita el reconocimiento de cada botella.
Conscientes de que no todas las personas ciegas han tenido la oportunidad de aprender braille, Herbal Essences ha dado un paso más allá y ha creado un código de marcas en relieve para diferenciar los envases de su gama eco con el tacto. En concreto, una fila de rayas para el champú y dos filas de círculos para el acondicionador, específicamente en el margen inferior de la parte de atrás de las botellas.
Abrir o manipular un envase con facilidad es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las personas mayores, mayoritariamente con problemas de movilidad articular provocados por la artritis, el reuma o enfermedades como el Parkinson. El fabricante de la famosa pomada analgésica Voltaren ha creado, para los usuarios en Países Bajos, tubos con una tapa diseñada especialmente para que las personas que sufren de dolor de muñeca o de mano puedan abrirla fácilmente con un solo gesto.
Otro de los problemas más comunes al considerar el factor edad es la necesidad de que la tipografía de los productos sea grande y clara para facilitar la lectura. De lo contrario, las personas mayores se ven obligadas a utilizar lupas para leer unas instrucciones, por ejemplo. La marca de agua embotellada Boxed Water lo ha tenido en cuenta a la hora de diseñar sus tetrabriks, que incluyen solo la información básica y con un tamaño de fuente grande.
La industria del packaging tiene ante sí una enorme oportunidad de negocio si atiende a las necesidades de este sector, puesto que representa un alto porcentaje de la población. El informe Perspectivas de la población mundial 2019, de Naciones Unidas, sostiene que el número de personas mayores de 80 años se triplicará para 2050. Muchas veces no se trata de diseñar un producto desde cero, sino que es suficiente con adaptar los existentes para que lleguen a más consumidores.
Esta es la filosofía del controlador de videojuegos Xbox Adaptative Controller, que es capaz de adaptarse a una gran variedad de casos de movilidad reducida, como pérdida de extremidades, problemas neuronales o discapacidades psíquicas. El mando está formado por una superficie plana con dos grandes botones táctiles programables, una cruceta también de gran tamaño y 19 puertos para conectar todo tipo de dispositivos (interruptores, pedales, joysticks). Microsoft ha diseñado el Xbox con la colaboración de hospitales, fundaciones, expertos en accesibilidad y usuarios, en una clara apuesta de la compañía por una sociedad más inclusiva.
Por su parte, la empresa Unilever, la agencia Wunderman Thompson, el estudio de diseño internacional SOUR y un equipo multidisciplinar de personas con diferentes discapacidades han desarrollado Degree Inclusive. Este innovador desodorante tiene una tapa en forma de gancho para que se pueda abrir con una sola mano, es más ancho para facilitar su aplicación, incorpora texto en braille en su etiqueta y un diseño ergonómico en su parte inferior.
La colaboración entre empresas y agentes implicados, por tanto, es la clave para que se produzca un cambio en la industria para que vean la luz envases con un compromiso social real.
FUENTE: lavanguardia.com/magazine/diseno/20210915/7697458/packaging-inclusivo-como-disenar-universalmente.html
