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NOTICIA: El packaging sostenible toma impulso en el supermercado.

Escrito por Grupo del Embalaje y Marcaje el Publicado en Blog.

No es lo mismo una naranja de producción masiva que una de cultivo sostenible. Tampoco, que se presente en un envase de bioplástico o uno de poliestireno expandido 100% reciclado químicamente. La sostenibilidad también hace la compra y cada vez cuenta más.

Mas packaging sostenible

Todo empezó con unas etiquetas de información nutricional y acabó con un consumidor empoderado que empieza a exigir un packaging sostenible para los alimentos que compra en el supermercado. Este cambio de actitud ha sido relativamente rápido. Hasta hace no tanto lo único que se miraba al hacer la compra era el precio.

En los últimos años el consumidor ha aprendido a leer las etiquetas de información nutricional. Ya no solo valora el precio, también sopesa qué aporta su dieta, de dónde procede y si ese producto es o no sostenible. De hecho, el gasto de los consumidores españoles en productos ecológicos alcanzó en el año 2020 los 2.528 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 7 % respecto al año anterior, según el último informe del Ministerio de Agricultura.

Pero el consumidor informado va más allá. Cada vez se interesa más por cómo llegan esos productos al supermercado, qué tipo de envase utiliza su fabricante favorito, de qué está hecho y si ese envase cuida o no del planeta. Mensajes como el de ‘envase fabricado con plástico 100% reciclable y reciclado’ o ‘bandeja elaborada a partir de bioplástico’ cada vez pesan más en la decisión de compra final.

Los distribuidores lo saben y empiezan a valorar soluciones de packaging sostenible que cumplan con las exigencias de seguridad alimentaria y satisfagan los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Conscientes de los problemas medioambientales que una mala gestión del plástico ha causado al planeta, pero también, de sus muchas posibilidades, la industria del plástico vive inmersa en un proceso de reinvención de esta materia prima para convertirla en parte de la solución.

El plástico se pasa a la economía circular

Desde la plataforma EsPlásticos y la Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP) recuerdan que, en el ámbito alimentario, el ecodiseño y la innovación en los envases plásticos permite consumir los alimentos con la máxima seguridad, comodidad y en mejores condiciones. Y cumplen con dos de los ODS: contribuyen a reducir el desperdicio alimentario y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) ligadas al transporte, ya que este material es ligero y moldeable.

El desperdicio alimentario es un grave problema en la Unión Europea. Cada año 87,6 millones de toneladas de alimentos acaban en la basura cada año (173 kilogramos por persona). Buena parte de esa comida que se tira, se pierde a lo largo de la cadena de distribución. “El plástico es clave para reducir el desperdicio alimentario, ya sea a través de barreras que protejan de contaminantes externos, reduzcan su tasa de respiración, o manteniendo la temperatura adecuada durante todo el ciclo logístico del producto contenido”, explica Víctor Borrás, responsable de marketing de Knauf Industries.

I+D+i hacia los embalajes sostenibles

Si algo ya existe, úsalo. El reciclaje del plástico ya existente ha embarcado a los laboratorios de I+D+i en una auténtica revolución. El objetivo es lograr plásticos con las máximas prestaciones y seguridad dentro del marco alimentario sin recurrir al crudo virgen como materia prima. “Con el reciclado químico se recupera el monómero original, con lo que su reciclado es casi infinito. Es menos transparente, pero eso ocurre con casi todos los productos reciclados”, declara Borrás.

Más aún, se exploran materiales naturales para crear bioplásticos. En Knauf Industries hablan ya no de las famosas 3R (Reciclar, Reutilizar, Reducir), sino de 4R, añadiendo la consigna de Reinventar. En este sentido ya producen un tipo de estireno a partir de restos de poda (NEOPS). Este material no es compostable, es decir, no se degrada de manera natural en nuestro entorno natural. Sin embargo, es 100% reciclable por procesos químicos a partir del ya conocido contenedor amarillo.

Ante la cuestión de por qué no ir más allá y buscar un bioplástico biodegradable, el sector recuerda que la biodegradación no es un proceso automático. Implica tiempo para que la naturaleza haga su trabajo y eso no contribuye a frenar el aumento de las montañas de residuos en los alrededores de las ciudades. De ahí que, por ahora, se centren reforzar la cadena de reciclaje.

Y esto, ¿cómo lo encontramos en el súper?

El supermercado es el penúltimo eslabón en el ciclo de vida de un plástico reciclado. Empuñando el carrito podemos encontrar plástico reciclado químicamente protegiendo la carne, el pescado o la comida para llevar. Para los productos precocinados o ultracongelados se utiliza PP (polipropileno) reciclado químicamente. Por no hablar del PET de las botellas reciclado y granceado.

Son solo algunas alternativas que muestran cómo la circularidad ya se ha colado en nuestra vida cotidiana. Y vendrán más, porque la Unión Europea prevé incorporar 10 millones de toneladas de plásticos reciclados anualmente en los procesos de producción de nuevos productos a partir de 2025. El supermercado ya ha hablado y cuenta con esta revisión del plástico para mejorar la oferta alimentaria sin descuidar el planeta.

 

FUENTE: https://www.ecoticias.com/sostenibilidad/el-packaging-sostenible-toma-impulso-en-el-supermercado


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